La batalla ya había durado mas de tres meses, en los cuales ya nuestras posibilidades de terminar parecían aun lejanas. Un lugar extraño donde la noche parecía eterna , en un juego donde las reglas estaban dadas al azar... somos 5 quienes llegamos a este lugar, siendo arrastrados por aquella extraña sensación que nos traslado a este extraño lugar. Un lugar sin nombre, sin seres como nosotros... donde extrañas criaturas suelen habitarlos, todas ellas sedientas de peleas y sangre... grandes e imponentes algunas y otras pocas pequeñas y perversas capaces de destruir todo aquello que llegara a acercarse los suficiente. Cinco los elegidos o los malditos, encerrados en un guerra que aun no comprendemos... asilados en un refugio apenas construido, donde las paredes oscuras y el suelo húmedo nos recordaba constantemente donde nos encontrábamos.
Mi nombre aun no logro recordarlo, solo se que tenemos que luchar no por sobrevivir... deseamos escapar de aquel que controla este lugar... quien se divierte buscando la manera de destruir todo aquello... nuestra vida sometida a la voluntad de un maestro en el juego. Quien domina cada pequeño movimiento del lugar, una batalla no solo contra monstruos... una batalla entre seres iguales a nosotros quienes obedecen sin duda alguna al que llamamos "el maestro" jóvenes al igual que nosotros... quienes buscan solo destruirnos... o es lo que parece, pues ninguno es capaz de darnos el golpe final cuando la situación los favorece...
Conocí a una de ellas entre mis luchas, con un carácter impresionante ella mostraba gran lealtad ante su maestro. Pero un día observe duda en su rostro, al cruce de nuestras fuerzas, sentí como sus labios temblaban y sus pedían respuestas... ese fue el inicio de todo lo que parecía la verdad...
Aquella noche llovía fuertemente, inundando todo aquel gran bosque en el cual nos refugiábamos el suelo ahora se encontraba cubierto completamente de agua... baje desde mi habitación para buscar algo de comer y la vi, se encontraba de pie cubierta apenas por una delgada capa mientras grandes gotas caían de sus ropas, sus cabellos largos caían también húmedos por debajo de su cintura y su rostro... no creí jamás observar aquel dolor, al observarme lágrimas gruesas recorrieron sus mejillas... si decir palabra alguna solo nos observamos por lo que parecían largos tiempos...
El... -comenzaba a hablar apenas audiblemente, mientras su rostro bajaba la mirada a sus pies descalzos - el... lo mató, cuando no cumplió sus ordenes lo mato... -sus voz se apagaba entre pequeños gorgoteos - solo nos usa, tenia razón... no supe escucharlo... El maestro nos conoce... y sin embargo solo nos usa... él me lo dijo, y solo le creí hasta observarlo muerto...
Baje los pocos escalones que nos separaban... a pocos centímetros de ella, pude observar con mayor detenimiento su delgada figura, que temblaba sin poder detenerse...
Déjalo... quédate conmigo - murmure, con decisión.
Ella levanto la mirada, mostrando una sonrisa triste...
No puedo hacerlo - cayo de rodillas, pues sus piernas parecían perder el control - el nos conoce... conoce nuestras debilidades las tiene prisioneras... no podría vivir aun si me alejara de el... moriría, le confesé mis miedos y sueños, ahora es el quien controla mi existencia...
Me acerque completamente a ella, cubriéndola con la casaca que tenia puesta ayudándola a ponerse de pie. Su piel se encontraba helada y sus ojos plateados no mostraban signos de las lagrimas que había derramado... al sentirla tan fría y tan cercana, no pude resistir sentirla... la abrace como no lo había hecho desde hace mucho, como creí no poder hacerlo con nadie mas...
Entonces sentí sus labios sobre los míos, al principio tímidos y posesivos cuando correspondí a sus besos. Allí nos encontrábamos los dos, en medio de una fiera noche, besándonos apasionadamente ante el miedo del adiós... acerque su cuerpo completamente al mio, sintiéndolo... recorriendo su espalda con mis manos... deseándola... rogando por que no se alejara... no con el maestro nuevamente...
El día llego, pero no la encontré... me encontraba solo en mi habitación, y solo su aroma permanecía en el aire. Encontré una sola nota cercana a mi almohada, abriéndola pude leer lo que ella me había dejado:
Las debilidades de nuestro corazón brindan el poder a otros, nos convierte en esclavos de otros...nos aprisionan y juegan con nuestra voluntad hasta volvernos simples piezas de su capricho...ese es el poder del maestro, del que dirige este juego sin fin... el miedo a la muerte es lo que me regresa a sus manos, a pesar de odiarlo... a pesar de ser solo un juguete que puede eliminar cuando lo desee, aquella escasa posibilidad de sobrevivir me ata a su juego... todo ser teme a la muerte, y todo ser clama por la vida... ese es nuestro destino
viernes, 22 de abril de 2011
sábado, 22 de enero de 2011

Noche de año nuevo. Calurosa y ascua fiesta para miles de humanos bajo el mismo cielo albergando en sus corazones la esperanza que dejan atrás un mal año y que el siguiente será mejor, pero ingenuos, no saben que siempre es la misma historia y que siempre todo puede ser peor.
Creo que mis aires de caprichos me han hecho desear más allá de lo que alguien “como yo” puede llegar a desear, por ello ya nada me sorprende, ya nada me satisface, ya nada me provoca expectativas y aquí, amparada bajo la noche en un alto edificio de esta aburrida ciudad me camuflo para simplemente desaparecer en esta oscuridad.
Siete pisos más abajo, en la superficie de las calles circulan algunos vivos y frente a mí desatan una escena tragicómica de un atraco.
“Pobrecito”, compadezco irónicamente a la víctima. ¿Qué le quitarán? ¿Su billetera?, ¿Sus zapatos? Tal vez su chaqueta de cuero. ¡Mira! Que originalidad, le han puesto una pistola sobre la cabeza y le piden la billetera, ¿porqué no se defiende? , bueno simplemente se han marchado.
Camina lento, es obvio, le han quitado quizá mucho dinero. ¿Porqué ríe?, ¿porqué mira hacia acá?, ¿acaso me logra ver a tal distancia?
-que malvada eres, mirar así un atraco y ni siquiera tratas de hacer algo por ayudar a la víctima, ósea a mí- me dijo susurrando al oído
-¡¿pero cómo has podido llegar hasta aquí?!, tú no puedes… -dije pasmada sin si quiera poder darme vuelta.
-¿tanto te sorprende que un no vivo haga esto?, tu también eres capaz de hacerlo, ¿porqué te sorprende tanto?
-pues, pues… tu aroma…- dije tartamudeando y volteándome para verle, su aroma, su piel, sus ojos, su cálida voz eran tan humanas como la celebración que miles de humanos estaban a punto de hacer, incluso los latidos de su corazón eran tan genuinos que se me hacía imposible pensar que era uno de los nuestros.
-bueno, así es la naturaleza, algunas veces cambia y nos da sorpresas. ¿Puedo probar de ti?- preguntó descaradamente
-¿perdón?, ¿Qué quieres qué?- dije enfrentándome a tal fenómeno. Sin previo aviso se abalanzó sobre mí, su velocidad era impresionante, su tacto, su respiración me hacían sentir nuevamente humana y con un suave beso sobre mi cuello comenzó a penetrar sus colmillos y a succionar lentamente, sentía como si mil luces explotaran en el cielo y un millar de personas estuviese aplaudiendo tal acontecimiento.
Cuando pasaron alrededor de cinco segundos humanos, aún en sus brazos me miró delicadamente y me besó. Por dentro tenía mil pensamientos dándome vueltas “y qué mas da si luego se marcha y se va, siempre es igual, no te preocupes, algún día encontrarás alguien parecido a él” pero por otro lado “y si no es así, ¿y si no vuelvo a encontrar a nadie como él?” entonces me abalancé sobre su cuello y probé de su esencia, tan cálida como si fuese humana, sabrosa y a la vez poderosa, de seguro tendría un milenio, y sería de los más antiguos, pero allí me quedé postrada en la azotea de un edificio bajo una noche de año nuevo junto a Alexander, aferrada a él para que no se me escapase.
-eres muy caprichosa- dijo después de una hora -¿te gustaría que sea yo quien cumpla tus caprichos de ahora en adelante?- preguntó juguetonamente
-sí, me gustaría- le dije mientras besaba apasionadamente su tierna boca.
domingo, 20 de diciembre de 2009
Los años corren de prisa sin tregua alguna... los escenarios cambian y se entremezclan con su alrededor... todo tan ajeno al inmortal que camina en su sendero del tiempo detenido...
La noche es aquella que cubre la agonia de aquel ser... que solo escucha los ecos de sus memorias y sus pensamientos...
No existe ya la compañia para ellos, podrian encontrarse juntos... cazadores de la noche... ambos coordinados y gozando de la momentanea compañia... cuando sus corazones dormidos no logran sentirla... no es un camino que logran escoger... es solo aquel que la noche logra abrirles el paso...
Inmortales... perfectos fisicamente... cazadores insaciables... y seres solitarios... deseosos de una calidez que no existe... buscando la mortalidad arrancada....
Somos ello... pero soberbios y altaneros... tan impredeciblesque ningun mortal lograria seguir nuestro rastro o acciones... no deseamos nada que un mortal podria ofrecernos... no existe algo suficientemente interesante...
La noche que cubre nuestros rostros... nuestras debilidades y anhelos... para mostrar en su tenue reflejo solo aquel rostro palido... aquella ferocidad... nuestra sed... olvidando poco a poco nuestras tenciones...
Podria envidiar su mortalidad... si me mostraran cuanto la aprecian... cuando desean tener esa vida fragil por ese corto tiempo... podria reir si escuchara al mortal gritar de felicidad al ser conciente de su propia muerte...
Es nuestra noche eterna... es inevitable sentir nuestra soledad... es inevitable que un mortal logre entenderla...
Podria desgarrar mi voz... sin ser escuchada.... esta es mi noche... y es mi camino... la inmortalidad tiene un precio alto... pues ningun mortal lograria sobrevivir encontrandose solo... clamaria por un simple abrazo... rogaria por una mano que roce la suya...
Los he observado durante muchos años... e impresionado con sus acciones... siempre buscan vinculos para evitar su propia muerte...
cuanta es la diferencia entre mortales e inmortales... y ambos sientiendo una mutua envidia... por desear lo que el otro detesta...
domingo, 31 de mayo de 2009
Un pequeño prisionero sin celda...sin deseos de escapar de la celda que lo encierra...
que son los deseos mi pequeño... si lo logras mover una sola pieza del juego para cumplirlos, solo se convierten en mas sombras que oscurecen tu razón...
La celda vacía y fría, donde la oscuridad cubre todo el espacio... sin embargo aquella ventana de luz tan corta... y tan lejos de tu presencia... no es aquella celda que logra encerrar tu cuerpo, es aquella en la cual tu mente y corazón han quedado prisioneros...
Mi pequeño, porque hacerlo?... acaso el pasado puede ser aun mas grandioso que el presente... o es lo que llamas el "podría" lo que te atormenta.... las desiciones son solo ello, puedes tomarlas una vez en su tiempo... si has tomado la incorrecta debes aceptar las consecuencias...
Ni siquiera la mas grande tormenta puede borrar una ciudad que ha crecido, dejara alguna ruina que logre recordar aquella basta construccion... esos son los recuerdos y tu mente desea crear la tormenta que termine con todo...
Ahora tu mente se encuentra paralizada y tu mirada perdida... deseando regresar y vivir enternanmente sin el tiempo... mi pequeño, escucha mis palabras aquella persona no se encuentra a tu lado... es solo su sombra y sus ecos quienes te acompañan...
tu pequeño mundo ha sido olvidado por ella, y no volverá a ocuparlo en ese pasado... mi pobre pequeño mortal, llevando la carga de un pasado que considera su mundo...dejando morir lo que existe a su alrededor...
Es que no lo vez... a veces tienes que abandonar todo lo que perteneció a ese pasado para lograr escapar de el... aquella mortal aun no muere... pero tampoco esta con vida en tu mundo...
no creo en lo que tu llamas amor, me resulta demasiado poético para ser realidad... tampoco creo en tu verdadero sufrimiento... pero si creo en la locura que se acerca cautelosa hacia ti... y sera el celador definitivo de tu celda... quedando para siempre prisionero...
Quizás ella a quien llamas te espera.... o quizás no desea verte jamas... pero quien podría saber ello cuando eres tu quien se encierra en aquella celda fría...
Escribiendo recuerdos, relatando frases olvidadas... mi pequeño, pierde la cordura y permanece en el pasado si lo deseas... sin embargo recuerda... el pasado es la condena mas grande para la pobre mente mortal... donde el mas bello recuerdo puede ser la mas terrorífica pesadilla....
viernes, 22 de mayo de 2009
Aquella noche quedaron de encontrarse entre los faroles del parque. Lumbreras que, tenuemente acentuaban su existencia entre la espesa niebla nocturna de Mayo, serían las únicas testigos de aquel encuentro tan inverosímil.
Llegó cinco minutos tarde pero él aún no se había aparecido. El hecho de tener que esperar entre la niebla le hacía impacientarse más de lo normal, deseaba acabar con aquello lo más pronto posible y así realizar la extraña entrega de una vez.
-llega tarde- dijo ella mientras él se acercaba
-perdón, tuve un… retraso- dijo sonriendo y saboreándose el labio inferior
-acá tiene lo que me pidió, las últimas publicaciones aún sin editar, junto con los originales, tal cual lo solicitó- dijo entregándole un paquete con varias hojas dentro.
-muchísimas gracias- esbozando una sonrisa seductora- ¿quieres un café Mariela?
-no, gracias jefe, tengo frío y ya es un poco tarde…-dijo tratando de ocultar su sonrojo.
-entonces te voy a dejar a tu casa- dijo amablemente- más que mal, te he pedido que vengas hasta aquí tan tarde.
-está bien- asintió- … ¿y, por qué me llamó tan alterado?
-uf...- suspiró mientras caminaban- pues resulta que la edición se adelantó y necesitamos tus escritos lo antes posible para revisarlos y así mañana enviarlos a primera hora…- cuando de súbito, se para frente a ella- en realidad, no era ese el verdadero motivo
De pronto Mariela se vio envuelta por la niebla y lejos de algún farol, solo la silueta de su atractivo jefe y su voz.
-Mariela, es preciso que sepas algo: soy un vampiro- entonces se acercó, la envolvió con sus brazos y antes que pudiese clavar sus colmillos en su cuello, ella susurró:
- ya lo sabía…
Lo rodeó también con sus brazos y antes de cualquier movimiento se miraron a los ojos entre la oscuridad y se besaron.
viernes, 8 de mayo de 2009
todas aquellas vidas, atravezando mi camino... todas ellas como simples fotografias que suelen mostrar solo un momento de toda aquella vida...
Alejada de aquel pequeño mundo mortal... añorandolo solamente... sin desearlo...deteniendo mis pasos, cuando ellos nunca podrian hacerlo... simeplemente observandolos a traves de un cristal invencible...
Aquella mortalidad abandonada hace muchos años...gritando desde el eco mas profundo del vacio que siento...cual inmensidad que puede causar aquel viejo dolor, que parecia haber muerto... que lastima brinda la inmortalidad, cuando el roce de la muerte la tienta a la libertad de la existencia...
Jugando su cordura, cada noche de su existencia... temiendo quizas haberla ya abandonado en aquel mundo oscuro... el peso de las vidas que se ha conocido, aquellas experiencias tan alejadas del presente...
La tentadora muerte acercandose siempre tan fria...siempre rodeando con sus brazos a los pobres mortales quienes logran observarme... siempre sintiendo el peso de sus recuerdos...
la cordura clamando clemencia ante sus voces...sintiendo arrebasar su limite... y aquello tan mortal surgiendo del inmortal... aquellas lagrimas carmesis recorriendo su mejilla blanca y palida...
unas lagrimas tan similares a su mortalidad, y tan diferentes a cuando las dejaba nacer... todas ellas tan llenas de pesadubmre y muerte... tan vivas al nacer de un ser sin vida... solamente siendo ellas, al dejar brotar aquella mortalidad al vampiro...
lagrimas que brotan continuamente unas tras otras, llevandose las voces cansadas en ellas... recorriendo el rostro eterno y duro, manchado de su culpa...dejando tan mortal...
Aquel vacio siendo mostrado, de la manera mas pura...tu tristeza abandonada ante aquel observador... el dolor expresandose hasta el amanecer... sus lagrimas sangrantes deseando desvanecerse por siempre...
Y siempre brotaran cuando su culpa y soledad, abrazen el hielo de su corazon vampiro...
jueves, 7 de mayo de 2009
Una extraña sensación invadió sus entrañas cuando le vio por primera vez en la universidad. Era insólito pues al parecer las chicas que se encontraban a su alrededor sintieron lo mismo, se miraban unas a otras interpretando el extraño acontecimiento, mientras los hombres trataban de investigar el complicado código de las miradas femeninas.
Al subir al ascensor sentí que me miraba fijamente, pero las demás chicas trataban de llamar su atención con gestos, movimientos y roces “casuales”, a los que no cedió ni por un momento.
Me bajé apresurada pues sabía que algo extraño estaba sucediendo, usualmente ningún chico me miraba fijo y menos en un lugar cerrado, apresurada fui hasta la biblioteca y me senté en el rincón más apartado y solitario para despejar mi mente y seguir estudiando, pero como por arte de magia llegó a mi lado, estaba sentado junto a mí leyendo un extraño libro, atónita le miré y traté de echarle la culpa al cansancio.
Pasaron así cinco minutos pero entre hoja y hoja notaba que me miraba descaradamente y que además la biblioteca ya no quedaba nadie, el sol se ocultó y el delirio comenzó.
-hola- dijo seductoramente mostrando sus colmillos
-qué quieres- dije a la defensiva
-pues, adivina- dijo saboreando sus colmillos mientras sonreía.
Me paré del asiento apresurada sin siquiera reparar en mis pertenencias, lista para salir corriendo, cuando me toma del brazo y atrae hacia sí.
Su fuerte brazo rodeo mi cintura y nuevamente comencé a sentir los extraños escalofríos, sus ojos se clavaron en los míos y su blanca piel relucía frente a los focos florecientes. No sabía qué hacer ni que decir, hasta que de pronto me abrazó fuertemente.
-¿eres tú, Mariela?- preguntó en un tono dolorido.
-si… sí, soy yo.- respondí insegura pero tranquila.
-¿Te olvidaste de mí?- preguntó mirándome fijamente.
Una gota, una gota de su carmesí sangre bastó para hacerme recordar, él era quien rondaba mi mente, él era quien me rescató días antes él, era quien había evitado aquel asalto, él estaba fuera de mi cuarto la noche en que me sentía sola, él era…
Y comprendí que debía ser suya.
-¿puedo… puedo ser como tu?- pregunté decidida, sin ser cuerda
-sí, pero ¿es lo que realmente quieres…?-preguntó admirado
No quiero estar más sola.
Entonces mordió mi cuello sin mayores preámbulos, y ambos disfrutamos de nuestra eternidad.