Una extraña sensación invadió sus entrañas cuando le vio por primera vez en la universidad. Era insólito pues al parecer las chicas que se encontraban a su alrededor sintieron lo mismo, se miraban unas a otras interpretando el extraño acontecimiento, mientras los hombres trataban de investigar el complicado código de las miradas femeninas.
Al subir al ascensor sentí que me miraba fijamente, pero las demás chicas trataban de llamar su atención con gestos, movimientos y roces “casuales”, a los que no cedió ni por un momento.
Me bajé apresurada pues sabía que algo extraño estaba sucediendo, usualmente ningún chico me miraba fijo y menos en un lugar cerrado, apresurada fui hasta la biblioteca y me senté en el rincón más apartado y solitario para despejar mi mente y seguir estudiando, pero como por arte de magia llegó a mi lado, estaba sentado junto a mí leyendo un extraño libro, atónita le miré y traté de echarle la culpa al cansancio.
Pasaron así cinco minutos pero entre hoja y hoja notaba que me miraba descaradamente y que además la biblioteca ya no quedaba nadie, el sol se ocultó y el delirio comenzó.
-hola- dijo seductoramente mostrando sus colmillos
-qué quieres- dije a la defensiva
-pues, adivina- dijo saboreando sus colmillos mientras sonreía.
Me paré del asiento apresurada sin siquiera reparar en mis pertenencias, lista para salir corriendo, cuando me toma del brazo y atrae hacia sí.
Su fuerte brazo rodeo mi cintura y nuevamente comencé a sentir los extraños escalofríos, sus ojos se clavaron en los míos y su blanca piel relucía frente a los focos florecientes. No sabía qué hacer ni que decir, hasta que de pronto me abrazó fuertemente.
-¿eres tú, Mariela?- preguntó en un tono dolorido.
-si… sí, soy yo.- respondí insegura pero tranquila.
-¿Te olvidaste de mí?- preguntó mirándome fijamente.
Una gota, una gota de su carmesí sangre bastó para hacerme recordar, él era quien rondaba mi mente, él era quien me rescató días antes él, era quien había evitado aquel asalto, él estaba fuera de mi cuarto la noche en que me sentía sola, él era…
Y comprendí que debía ser suya.
-¿puedo… puedo ser como tu?- pregunté decidida, sin ser cuerda
-sí, pero ¿es lo que realmente quieres…?-preguntó admirado
No quiero estar más sola.
Entonces mordió mi cuello sin mayores preámbulos, y ambos disfrutamos de nuestra eternidad.
jueves, 7 de mayo de 2009
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4 comentarios:
BELLO!!! me encanto!!! *-*
espero el proximo escrito XD
Pues esta algo enredado el inicio de la historia, pero de ahi mejora a medida que avanza xD
Aunque... no se si te dije, pero no soy fan de las historias amorosas de vampiros, pero aun asi, encontre buena tu historia
Mmmm... eso o.o
No se mucho de narracion asi que... es todo lo que te puedo comentar n_n
XD
thx!!! x3
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